“Los jóvenes son fuertes para defenderse, pero a veces necesitan una mano de apoyo y esto es lo que les ofrezco”, explica.
En algunas zonas de Burundi, se considera que las mujeres están malditas cuando están menstruando. En todo el país, la gente se niega a comer pan de mandioca, un alimento tradicional, si lo ha preparado una mujer durante su período. En la región occidental, las adolescentes tienen prohibido bañarse o lavar la ropa durante la menstruación.
La desinformación con respecto a la salud sexual y reproductiva es común, ya que los adultos evitan este tema, dejando que los adolescentes lo aprendan de sus compañeros. Mariya * dice que la primera vez que tuvo su período, pensó que era una lesión. No lo discutió con nadie y usó papel para detener la hemorragia.
Asimismo, Médiatrice *, de 21 años, relata que se sorprendió cuando le llegó la regla. “Por temor a tener una enfermedad grave, salí corriendo de la escuela y me encerré en mi habitación durante 48 horas”, dice. Cuando el padre de Médiatrice descubrió por qué, le pidió a una pariente que le explicara la menstruación.
Estas situaciones han hecho que la hermana Philotte sea inflexible sobre la desestigmatización de la salud sexual y reproductiva en Burundi, incluso si ha enfrentado algunas reacciones negativas por ello. “Si los padres no pueden hacerlo, alguien más tiene que hacerlo”, dice.