Al igual que la mayoría de los hombres en su comunidad en el noroeste de Ruanda, el esposo de Alphonsine, Augustin, pensaba que el lugar de una mujer estaba en el hogar y que la opinión de Alphonsine no era importante cuando se trataba de tomar decisiones sobre su familia.
Aunque Augustin no lo vio así, mantener a Alphonsine en este “lugar” vulnerable y sin poder la convirtió en una de las muchas mujeres vulnerables a la violencia en Ruanda. Según un estudio reciente del gobierno, 1 de cada 3 mujeres casadas en Ruanda informó haber sufrido violencia física por parte de sus parejas, y el 46 % de las mujeres casadas ha sufrido violencia física, sexual o emocional conyugal.
“Nunca se me permitió participar en ninguna actividad generadora de ingresos”, recuerda Alphonsine. “Solíamos tener conflictos relacionados con la propiedad”.
“Mi esposo nunca pudo escuchar mis consejos”.
Todo eso mejoró cuando la pareja se unió a Indashyikirwa, que significa 'agentes de cambio' en kinyarwanda, y examinó la dinámica de poder en su relación. El proyecto tenía como objetivo abordar la violencia de género desafiando las normas dañinas y restrictivas sobre la masculinidad y la feminidad, normas que a menudo significan que las mujeres como Alphonsine están a merced de sus maridos.
Una evaluación reciente del programa mostró que este enfoque ha funcionado. Entre las mujeres que se unieron a Indashyikirwa, hubo una reducción del 55 % en las probabilidades de denunciar violencia física y/o sexual por parte de sus parejas.