Sobre la crisis en Malí
Aproximadamente 4.3 millones de personas necesitan asistencia humanitaria en 2020, y 1.1 millones de personas sufrirán una grave inseguridad alimentaria en el país durante la temporada de escasez (de junio a agosto de 2020).
Los efectos combinados del conflicto armado y los impactos duraderos de la crisis alimentaria de 2012 en el norte de Malí, combinados con las malas cosechas recientes, han tenido un efecto severo en la población del país. Hoy en día, muchos intentan arreglárselas sin un acceso adecuado a alimentos, refugio, protección o servicios básicos, como educación y atención médica.
Los niños han sido algunos de los más afectados. Cuando comenzaron los desplazamientos, hubo informes de que algunos niños viajaban solos, mientras que otros se escondían en sus hogares sin acceso a alimentos, agua o recursos básicos. Los padres en movimiento sacaron a los niños de la escuela. Con los ahorros de las cuotas escolares, algunos pudieron encontrar refugio, pero muchos no fueron tan afortunados. Tantos niños han quedado traumatizados por los conflictos, han sufrido desnutrición y se han retrasado en su desarrollo y educación. Para ellos, la comida y un lugar al que llamar hogar no pueden llegar lo suficientemente pronto.
Las mujeres también sufren de manera desproporcionada. Las mujeres son las que más a menudo huyen, con sus hijos a cuestas. En las regiones donde se produjeron enfrentamientos, las mujeres denunciaron casos de violencia física, psicológica y sexual, así como la falta de recursos y servicios a los que acudir.