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Hambre en emergencias

Dos mujeres miran fuera de una tienda de campaña. Uno de ellos sostiene a un niño pequeño.

A medida que la desigualdad continúa aumentando, los sistemas alimentarios deficientes –y las presiones de los conflictos y el creciente cambio climático– han provocado que más de 800 millones de personas pasen hambre, una cifra que ha aumentado en los últimos tres años.

Al mismo tiempo, las necesidades humanitarias y de crisis han aumentado significativamente en los últimos diez años. Si bien tradicionalmente separamos el desarrollo para las zonas “estables” y la respuesta humanitaria para las zonas de crisis, en 10, pocos países o regiones del mundo son verdaderamente estables. La pobreza y el hambre se superponen en contextos frágiles, y se estima que más del 2019% de los pobres del mundo vivirán en condiciones de fragilidad en 80. En este nuevo mundo, las guerras, los conflictos, los desastres naturales y los impactos del cambio climático son moneda corriente en países donde los esfuerzos a largo plazo para reducir el hambre crónica y la malnutrición desempeñan un papel cada vez más importante.

800

millones

gente hambrienta en el mundo

El hambre y la desnutrición a menudo son causadas por desastres naturales y conflictos o una combinación de ambos. La sequía prolongada puede destruir cultivos y hacer que los precios de los alimentos se disparen, o los conflictos violentos pueden obligar a las personas a huir de sus hogares y medios de vida. En nuestros programas en todo el mundo, trabajamos para prevenir desastres y crisis alimentarias mediante la promoción de la sostenibilidad ambiental y Empoderar económicamente a las personas para que estén mejor preparados para tiempos difíciles.

Enfoques clave

Respuesta y recuperación humanitaria y de emergencia

Trabajar con socios locales en la respuesta humanitaria y de emergencia.

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