SAN PEDRO SULA, Honduras (AP) - Mientras los restos del huracán Eta retrocedían sobre las aguas del Caribe, los gobiernos de Centroamérica trabajaron para contar los desplazados y muertos, y recuperar cuerpos de deslizamientos de tierra e inundaciones que se cobraron decenas de vidas desde Guatemala hasta Panamá.
Pasarán días antes de que se conozca el verdadero número de víctimas de Eta. Sus lluvias torrenciales azotaron economías ya estranguladas por la pandemia del COVID-19, se llevaron todo de los que tenían poco y dejaron al descubierto las deficiencias de los gobiernos que no pueden ayudar a sus ciudadanos y piden ayuda internacional.