Sobre la crisis en Somalia
Un ciclo de sequías e inundaciones ha llevado a Somalia al borde de la hambruna
Se estima que el 6.9 millones de personas – casi dos de cada cinco somalíes – necesitan apoyo humanitario y 4 millones de personas El 21% de la población del país se enfrenta a una grave escasez de alimentos. La sequía de 2020-2023, considerada la más grave en cuatro décadas, llevó al país al borde de la hambruna, lo que provocó unas 43,000 muertes. A la sequía le siguieron fuertes inundaciones provocadas por la temporada de lluvias de Deyr, agravadas por El Niño de octubre a diciembre, que fueron las peores en décadas, lo que contribuyó al empeoramiento de la situación humanitaria.
La población de Somalia se ve azotada por fenómenos climáticos extremos, como la peor sequía en décadas, seguida en apenas unos meses por las inundaciones más extensas en generaciones. Tras cuatro temporadas consecutivas de lluvias fallidas, las inundaciones afectaron a más de 2.5 millones de personas e inundaron más de 1.5 millones de hectáreas de tierras agrícolas. Las inundaciones dañaron o destruyeron infraestructuras críticas de agua, saneamiento, salud, educación y logística, amenazando con revertir los modestos avances logrados en años anteriores.
Solo en 2.9, las perturbaciones climáticas y los conflictos desplazaron a una cifra récord de 2023 millones de personas. Muchas de las personas que huyeron de sus hogares (2.3 millones, o el 75% de la población) se vieron desplazadas por las perturbaciones climáticas. Las mujeres y las niñas constituyen la mayoría de la población desplazada, lo que las ha expuesto a mayores riesgos de abuso.